Me estoy dando cuenta de que, de un tiempo a esta parte, nos
estamos volviendo más intransigentes; nos aferramos más a nuestras convicciones
e ideas que a lo que los demás nos pueden aportar. Cada vez escuchamos menos y
sacamos conclusiones muy rápidas y, sobre todo, las damos por buenas antes que
pensar en si los demás tiene algo de razón. No nos paramos a pensar el porqué
ha sido, como ha sido y no ha sido de otra manera. No escuchamos y menos aún, leemos.
Hay miles de anécdotas, algunas con trágico final, de situaciones que se han
creado como consecuencia de no escuchar o de leer mal. Personalmente no hace
muchos días, un amigo me pide que lo acompañe a una gestión de la que, él
pensaba y con razón, mi experiencia le podía ayudar. Me lo dice por “guasap” y
mi respuesta debería ser: Cuando salgas de vacaciones, vamos. El caso es que
con las prisas y los malditos teclados estos táctiles, puse lo siguiente: Cuando
salgas de vacaciones “vos”. No lo revisé y mi amigo entendió “vas”. Con toda la
razón, quizás yo entendería lo mismo. Y tal error por mi parte, creó un
malentendido hasta que mi amigo me lo dijo y pude corregir mi error.
Este despister, que por otro lado no tenía importancia
alguna, sucede con mucha frecuencia y rápidamente sacamos conclusiones. Yo debí
revisar y mi amigo si entendía algo extraño, debió de matizar y confirmar.
Ninguno lo hicimos y hubo malos rollos. Hay casos más graves, donde incluso se producen
accidentes mortales, como ha ocurrido por la mala comprensión de un mensaje de
un controlador y un piloto que no atendió demasiado.
En fin, que no tenemos que perder de vista el escuchar mejor
y tener presente que no siempre la conclusión que sacamos es la acertada.
Siempre escuchar, y siempre pedir aclaraciones antes de tomar decisiones que
pueden llevar al traste una buena relación.
Hoy os dejo otro poema salido del horno, aunque las notas son
de hace algunos meses ya olvidados:
Tú no estás.
Los minutos se
caen llamando al fin a la tarde.
La noche se
acerca, colmada de secretos,
viajando en el tiempo
como en el mar viajan los colores.
Los azules dejan paso al verde,
madre de mi
eterno gris (el color de tu ausencia).
Mis deseos,
derrotados, se esconden perdedores,
detrás de la
vergüenza;
Yo, como
hace el tiempo, esperando tu azul.
Es mi
ilusión de cada mañana y mi luz de cada noche,
esperando,
rezo para que los minutos mueran
y sea, algún día, eterno tu azul.
Y tú no
estás.
La música de hoy… Efecto Mariposa y su canción “No me Crees”.
Una letra preciosa. Disfrutarla con mis rosas y mi vino., Besos y abrazos.
1 comentario:
Hacía algún tiempo que no leia tu blog...Esta poesía deja paso a recuerdos, anhelos, tiempos no tan lejanos...
Y, como siempre, una vez más, aunque triste, maravillosa.
Bicos, Neboa.
Publicar un comentario